
Evitadores: intentan retrasar lo más posible el tener que hacer alguna tarea que les desagrada.
Indecisos: se les pasa el tiempo pensando distintas alternativas para hacer un trabajo.
Adrenalínicos: su estilo de trabajo es bajo presión, con la adrenalina de sentir encima el plazo fatal.
Baja autoestima: dejan todo para el final para tener una excusa si el resultado es pobre. Así protegen su frágil autoestima.
En fin, la cosa esta de estar por ahí por la vida postergando las cosas como quien no quiere la cosa es tratada psicológicamente, lamentablemente no puedo ir a la farmacia a comprar una pastillita para que se me quite esto. En teoría, debería pagarme un psicólogo pero... jajaja, mientras escribía lo de que "debería pagarme un psicólogo" me acabo de dar cuenta que la respuesta a porqué no voy a un profesional es... PORQUE LO ESTOY PROCRASTINANDO. Porque si alego que es que 'no tengo para pagarlo', entonces alguien me puede refutar conque en la universidad hay psicólogos muy bien cualificados para ayudarme; si decía que era por 'tiempo', entonces me diría que priorizara (lo cual es un círculo vicioso porque, justamente ése es mi problema). En fín, quizá y hasta decida y todo ir a que me echen una mano con esto.
Genial, la cosa ésta es psicológica, sé cómo es tratada pero, ¿cuáles son los daños que acarrea? Pues, depende (como me dice un profesor "depende", siempre todo depende), y sí, va a depender de cuán crónica esté avanzada y de cuánta envergadura sea lo que estoy postergando.
Por ejemplo, con el proyecto de Técnicas de Investigación Gerencial, ya supracitado... ¿qué pasa si no me pongo a terminarlo? Primero, hay que acotar que lo tengo, como se diría coloquialmente, "en pañales". Segundo, es para pasado mañana. Tercero, de la entrega del mismo depende que apruebe la materia. En el caso hipotético en que me lance a la cuasi-extrema vagancia, y no entregue nada y, como es obvio, repruebe la materia... pues..
1.- ¡Qué pathetic! O sea... no, no, no puede ser.
2.- Si me lanzo por la vía del 'qué dirán', entonces quedaré como el estudiante irresponsable. Lo pensarán tanto mis compañeros como mi profe.
3.- Si me voy por la parte académica, pues aunque ahorita me bajará el promedio, y luego la pasaré (seguramente con buena nota), quedará en mi Histórico de Notas, eternamente, que reprobé esa materia.
4.- En vez de inscribir otra materia tendré que ver esta, de nuevo, lo cual retrasará mi acto de grado.
5.- Dios, sería perder el tiempo. Eso como visión corta, porque si lo maximizo conlleva otras consecuencias consigo.
En resumen, sería la idiotez más grande no entregar el proyecto y reprobar la materia.
Habiendo utilizado la culminación y entrega de mi proyecto como un triste ejemplo de procrastinación, se puede constatar que atrasar las cosas y dejarlas para luego no es lo más correcto que digamos. Claro, tampoco hay que ir por ahí, afanado, sin "vivir" la vida, porque "todo a su debido tiempo", "el tiempo de Dios es perfecto", "hay tiempo para todo" y blah-blah.
Lo triste de la procrastinación (aparte de las consecuencias que conlleva), es que tiene un trasfondo. Sí, es que postergamos y postergamos nuestras tareas/deberes/obligaciones/etc. porque tememos enfrentar algo, algo realmente trascendental en nuestra vida, y en la mayoría de los casos lo hacemos de forma inconsciente, sin siquiera saber porqué.
Tomando el famoso proyecto no culminado de Técnicas de Investigación Gerencial como muy conveniente ejemplo en esta Entrada del blog, podría decir, quizá, que: No quiero entregar el proyecto, porque quiero reprobar. ¿Por qué? Porque quiero verla el trimestre siguiente. ¿Por qué? Porque quiero retrasar/alargar mi graduación. ¿Por qué? Porque no quiero dejar de estudiar y enfrentarme, de nuevo, a la vida laboral. ¿Por qué? Porque ya no gozaría de las hermosas dichas de ser un estudiante y de sus beneficios, como, entre otros, el constante y actualizado conocimiento diario, ofertas para hacer cursos y encuentros en otras universidades, tanto a nivel nacional como internacional, sino que tendría que enfrentarme al agobiante mundo laboral, con todas las obligaciones y responsabilidades tácitas en ella.
Claro, todo esto es un supuesto, nadie anda diciendo que yo le tema al trabajo (tampoco alguien lo está negando). Lo interesante es darse cuenta de que esto no es un hecho aislado, por el contrario, tiene miles de repercusiones importantes en nuestra vida, que debe ser tratado y, que hay que darle la importancia que amerita.
Dios, ¡qué complicada hacemos la vida! Aunque... ahora que lo pienso, puedo basarme en eso de que "nos complicamos la vida innecesariamente" y luego decir que mejor no pienso en nada de procrastinaciones, y me hago el loco, y quizá no haga ningún proyecto este trimestre. Bueno, vaya usted a saber qué decisión tomaré hoy, cuando me levante, en unas horas, partiendo de que son las 4:10 a. m.
a) I Love Procrastination.
b) I Do Not Love Procrastination.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire